Ayer volvimos a subirnos al escenario de la Sala Apolo de Barcelona, uno de esos escenarios con magia donde, una vez en él, no te apetece volver a bajar. Compartimos cartel y público con la Húngara, un gustazo.
Ayer volvimos a subirnos al escenario de la Sala Apolo de Barcelona, uno de esos escenarios con magia donde, una vez en él, no te apetece volver a bajar. Compartimos cartel y público con la Húngara, un gustazo.