El otoño del año 2010, Javier Martínez «Moro» pone todo su empeño en convencer a José Luís Blanco «Sito», ambos ex-componentes del grupo musical formado con sus compadres los «Hijos del Agobio», para abrirse a nuevas aventuras musicales a las que, de momento, solo podrán hacer frente con una voz y una guitarra. Su primer concierto, en el que solo interpretarán versiones de grupos como Mártires del Compás, Kiko Veneno, Los Delinqüentes, Pata Negra, Muchachito Bombo Infierno, se cierra en la antigua «Cuarta» del Casal de jóvenes del barrio de la Prosperitat de Barcelona. Todavía no tienen nombre, así, cuando les preguntan como deben presentarlos en el cartel y a falta de un nombre más sugerente que traspase las fronteras de su barrio y otros sistemas planetarios, deciden dar el nombre propuesto por una amiga común, Raquel, del bar Tío Pepe del barrio de Roquetes. Así pues, Morosito será el nombre con el que bautizarán este nuevo proyecto. Este concierto, en pequeño nuevo formato, lo vivieron, bebieron, sudaron y disfrutaron, siempre arropados por la familia incondicional que ha sido, es y será, la formada por las almas generosas del barrio de la Prosperitat (Carlos, Sonia, Yoli, Alba, Sandra, Ana Emilia, José, Rosa, Marcelo, Olga, Montse, Paco Román, Chiki, Olga, Vero, Sito, Fernan, Chico, Quim, Flor, Carlitos, Susana, Ruth, Tere, Félix, Pepe, Javi, Raquel, Pedro, Chito, Felipe, Antonio, etc, etc, etc,…..incombustibles incondicionales!!!!!).
No habrá de pasar mucho tiempo que su gran amigo Quimet les propone tocar en la inauguración de los «Vermusicales» del casal de barrio, un proyecto de música en directo que hace tiempo anda gestando. Este concierto ocupa un lugar especial en sus corazones por conjugarse dos proyectos personales y un cariño inmenso.
Después de este concierto se suceden un par más en los que deciden incorporar una o dos composiciones propias, todavía tímidas y a medio hilvanar, surgidas de tardes ociosas de cerveza, risas y humos africanos. Paralelamente, mantienen esta actividad musical con la
participación en otras formaciones míticas del barrio como son Hermanos Masquintos Band o Rufio Datura.
Javi y Sito siempre han sido admiradores confesos de su amigo Jaume Fité, bajista estratosférico del conocido grupo Stoyketrino, así como del resto de la banda, en especial de su alma mater Mateo, con el que les une una gran amistad y por el que sienten auténtica devoción. Jaume Fité (Stoyketrino, Circonautas, Ruthwailers, la Karaoke Band, Sundaché, Gipsy Hits, etc..) que ya había dado muestras de su generosidad personal y musical colaborando con ellos en la grabación de cuatro temas firmados por Hijos del Agobio y registrados por el técnico de sonido y amigo Paco Román, y en algunos conciertos de la banda, decide unirse a Morosito, dándole alas, organizando e imprimiendo la creatividad y calidad musical que andan buscando. Así, caminan ya como niños con zapatos nuevos, solo falta una base rítmica, un cajón, un batería, alguien que cuadre el formato. Es aquí que la vida les guiña un ojo y se une a ellos su amigo Guille Roldán, batería del grupo de trash KVS y de La Karaoke Band, que se sentará en el cajón rumbero-rockero de Morosito durante una buena temporada.
Tras un periodo de rodaje, se van incorporando nuevas composiciones propias intentando dar un sello personal al sonido del grupo. Durante este periodo se une a la formación un segundo guitarra española, Chito Perona, amigo de aventuras musicales y no musicales del barrio con el que comparten días memorables, haciendo, de los ensayos de los viernes, auténticos conciertos a puerta cerrada o, mejor dicho, a puerta abierta, ya que en numerosas ocasiones hay tanta gente que parece fin de año.
Tras una buena temporada de conciertos, Chito abandona la formación, dedicado a un proyecto personal, Patiband, y Chito y Estíbaliz, donde canaliza toda su energía creativa. La formación, pues, vuelve a ser de cuatro componentes, aunque la mayoría de veces cuentan con la colaboración de grandes músicos amigos y hermanos, a los que admiran hace años. Así, disfrutan de la complicidad y el arte de José Flor y Carlitos Mateos de los extraordinarios Reopla, Ruthwailers y La Karaoke Band, Ruth (Ruthwailers) y Francesc Vives (Always Drinking Band), que les ayudan de manera incondicional en mil ocasiones y de los que tienen la oportunidad de aprender. Morosito siempre estará en deuda con ellos. De la misma manera, comparten escenario en varias ocasiones con Antonio Blanco, hermano de Sito, «guitar hero» del grupo Los Toros y posterior ilustrador y creativo audiovisual, en equipo con Jaume Fité, de Morosito. Grande donde los haya!.
No obstante, la banda fija sigue siendo de cuatro componentes y las composiciones musicales en las que están trabajando precisan de una guitarra eléctrica que dé los colores necesarios para sonar como ellos desean.
Edu Flores, «Sweet Flores», amigo de la banda y guitarrista de jazz y otros horizontes musicales (La Trastienda, Vint-Out, etc..), tiene un sonido personal que encanta a Morosito. Deciden proponerle que se una al grupo y una noche, en un encuentro casual, o predestinado, lo asaltan literalmente.
La vida les vuelve a sonreír y Sweet se hace militante de la banda, aportando toda su sabiduría musical, creatividad y cariño a este nueva aventura.
Poco a poco, Morosito se va consolidando y se celebran conciertos con cada vez más adeptos, en los que la banda disfruta cada vez más. Así mismo, la composición de los temas se construye en equipo, aportando lo mejor de cada uno de los miembros.
En este periodo, Nacho López (O Jarbanzo Negro, Circonautas, Sundaché, Gipsy Hits, etc..), amigo de la formación y compañero de Jaume y Guille en otros proyectos musicales, les propone registrar en estudio cinco de las canciones propias que la banda ya interpreta en sus directos. Para la grabación se propone el estudio Roket del barrio de Roquetes, donde Nacho hará las veces de técnico de sonido y productor.
Días antes de iniciar la grabación, Guille dará su último concierto con Morosito antes de dedicarse por completo a proyectos personales, quedando así vacante el puesto de cajonero-percusión. Nacho López, en su permanente búsqueda de soluciones, propone a su amigo y compañero musical, Manel Cabello, músico profesional, batería, cajonero y percusionista de larguísimo recorrido en bandas como Trimelón, Jaleo Real, Muchachito Bombo Infierno, la Kynky Beat, Willy Fuego, Sundaché, Gipsy Hits y otras muchas, que los ayude a grabar las pistas de cajón.
Manel accede generosamente y Nacho lo presenta a la banda, ya ilusionada con la perspectiva de compartir la grabación con un músico de su talla. Rápidamente surge la química musical y personal entre ellos y la grabación adquiere una nueva dimensión. Durante el proceso, y con Manel ya como miembro de Morosito, dan numerosos conciertos en los que la maquinaria empieza a funcionar como nunca. El entusiasmo y la experiencia profesional de Manel y Jaume ayuda a motivar y dirigir al grupo.
Javi y Sito siguen escribiendo temas que se acaban de componer con toda la banda, mientras Nacho y Manel empiezan a formar un tándem perfecto en el proceso técnico y de producción del material registrado.
Incansables en la búsqueda de colores musicales proponen a un amigo y compañero musical de ambos, Mario Roca (Sundaché, Rumba Alborada, Gipsy Hits, Trío Bajañí, etc…) que los ayude en la grabación de una segunda guitarra española y coros. Mario Roca, también compañero musical de jaume Fité, es un guitarrista, cantante y compositor de extraordinario talento que rápidamente se integra aportando su sabiduría y generosidad, y entusiasmando al resto de la banda. La suerte les acompaña y Mario se une a la formación, convirtiéndose en una pieza fundamental, tanto a nivel musical como emocional, de la maquinaria Morosito.
Manel y Nacho siguen en la senda de la producción y proponen la colaboración del batería Pau Josa (Pastora, Rutwailers, etc..), la percusionista Flor Inza «la morosita» (la Troba Kung-fú, Sundaché, Gipsy Hits, etc..), la bailarina y cantante Isa Vinardell (Cheb Balowski, Calima, Sundaché, Gipsy Hits, etc..), el super trompetista Alberto Pérez (Muchachito Bombo Infierno, etc…) y el cantante, guitarrista y compositor Willy Fuego (La Kynky Beat, Willy Fuego,..) para ampliar y enriquecer el paisaje musical de las canciones que se están registrando. Como era de esperar, su aportación profesional y personal es extraordinaria, pasando a formar parte de la familia Morosito por la puerta grande. Así mismo, cuentan con la colaboración de José Flor, Carlitos Mateos, Francesc Vives, Chito Perona, Guille Roldán, Geni y Gila, Tanja Haupt, Alba Cortés, Melissa García y muchos otros amigos que hacen de la grabación una auténtica fiesta.
Se sigue trabajando en la grabación del disco mientras la banda sigue dando conciertos. Durante esta temporada tienen la oportunidad de actuar en algunas de las salas más importantes de Barcelona como la sala Razzmatazz, Salamandra, etc.., apostando por un directo energético y divertido donde el público disfruta cada vez más.
Manel quiere poner la guinda al pastel y regala al resto de la banda la posibilidad de grabar uno de los temas con su compadre Chico Ocaña de Mártires del Compás. Con él compartirán un día memorable que guardarán en el baúl de los tesoros.
Tras duros días de mezcla en los que el tándem Nacho-Manel «echan el resto», el disco se finaliza y se envía a masterizar a los Estudios de Masterización Eurydia de Bilbao, capitaneados por la veteranía sabia del gran Ibón.
El disco sale al mercado con el título de «El hilo invisible». La maquetación corre a cargo de Jaume Fité, con ilustraciones originales de Antonio Blanco, tipografía de Javier Martínez y fotografía a cargo de Yolanda Mijes, Héctor y Natalia. Grabación y producción dirigidas por Nacho López y Manel Cabello.
La banda tiene la oportunidad de presentar el disco en los programas de televisión Toni Rovira y Tú de canal 25 y el Jarroteo de TeleTaxi TV durante los preparativos del concierto de presentación oficial.
Finalmente, el disco se presenta en concierto, el 8 de febrero de 2014, en el Ateneo popular de Nou Barris, acompañados por Antonio el Remendao, y arropados por todos los músicos que han colaborado en el disco y por todo ese público que no ha dejado de apoyarles en ningún momento. Una noche llena de magia que quedará grabada a fuego en sus retinas y sus corazones.