Somos hijos de las estrellas.
Explosiones de ‘supernovas’ provocaron violentos y ardientes huracanes de polvo estelar que formaron planetas, galaxias enteras. Primero fueron ellas. Las llevamos en el hierro de nuestra sangre, en el carbono de nuestras células.
A veces nos olvidamos de su fascinante belleza. Otras, las observamos víctimas de una extraña melancolía.
Será que las echamos de menos?
Así somos de insignificantes. Y de grandes.
Feliz martes, familia!